jueves, 29 de mayo de 2008

Una buena/mala noticia



Muse en Argentina.
Se confirmó la visita de la banda inglesa a suelo
porteño el 24 de julio.


Hasta acá una formidable noticia… hasta que nos enteramos que van a tocar en el Teatro Gran Rex. ¿A quién se le ocurre semejante maldad? Los fans, y en general cualquier persona que sepa disfrutar de un recital, tienen el derecho de poder moverse, saltar, agitar, hacer pogo, acercarse al escenario a ver en detalle a los músicos, alejarse para tener una visión más panorámica… En fin: el derecho de que haya un campo para que cada uno haga lo que le plazca. Total, al que no le gusta transpirar pone unos pesos más y se paga un asiento en platea.

Y es que ahí está la cuestión. Los precios de las entradas llegan a niveles astronómicos y las distintas ubicaciones del teatro los justifican (supuestamente) y además los encubren ligeramente tras una amplia gama de nueve ubicaciones distintas (tenemos: cuatro filas en platea que van de $210 a $280, dos filas en super pullman –$180 y $210- y tres filas en pullman desde $90 a $150).

Para estar en primera fila hay que desembolsar casi 300 mangos y la entrada más “económica” de casi cien deja de ser una buena inversión porque no tiene demasiado sentido ver una banda de tan lejos y tan arriba. De todas formas, estar sentado a unos metros tampoco, porque más que un recital, con tantas butacas y cuerpos estáticos, uno parece que paga para ir al cine. O al teatro, justamente como su nombre lo indica.

Eso (sentirse un simple espectador casi ajeno al show en vez de parte del público en interacción con la banda) ya pasó cuando tocó ahí Interpol el pasado abril. Y ni hablar del show de The Rapture, el cocktail bailable del momento, a fines del 2007. Sí, bailable. Ahí la pregunta retórica sería, ¿A quién se le ocurre semejante estupidez?

Los organizadores (quienquiera que sean) deberían haber armado una fecha de algún festival alrededor de Muse (como pasó con Placebo y el Pepsi Music el año pasado) o llevarlos al Luna Park. Esta última opción hubiese sido la ideal pero muy posiblemente ya no sea viable: muchos artístas solían tocar ahí hace un par de años, cuando los precios no ascendían de 60 pesos.

A continuación, lo que podría (debería) haber sido pero no será...


[Ok, acá no tenemos un estadio como el de Wembley, pero la idea se entiende]


Nota: el que esté interesado en adquirir entradas que las compre en el teatro mismo, no alimente el curro del "servicio" de Ticketek.

sábado, 24 de mayo de 2008

Dudo luego existo


¿Qué es real y qué es mentira? ¿Cómo saber si somos testigos de hechos genuinos o de simulaciones, mitos o fraudes creados como dispositivos de cohesión y control sobre la población? ‘Hay que abrir los ojos porque no todo es lo que parece’ podría ser la conclusión que deja
Zeitgeist (en alemán algo así como El espíritu de la época), el documental que, desde su lanzamiento por Internet el año pasado, esta dando que hablar.

Algunos, los más conservadores e incrédulos, lo tildaran de conspiracionista; otros se sorprenderán ante algunos hechos develados que aparecen ocultos para la mayoría, y otros tantos experimentarán la sensación de que les está siendo mostrada la verdad absoluta y de que finalmente dejaron de ser engañados. Lo cierto es que Zeitgeist produce algo en quien lo ve. Bronca, tristeza, desesperanza, y sí, sobre todo incredulidad, porque el documental se mete con los sucesos del 11 de septiembre y, haciendo un poco de historia, con aquellos conflictos que justificaron la inclusión de EEUU a la I y II Guerra Mundial y a la Guerra de Vietnam. Y dice que todo eso fue mentira. Sin contar la consideración del cristianismo como un mito y un simple comprimido de antiguas religiones.

La película, de casi dos horas vertiginosas de duración, está dividida en tres capítulos. El primero, “La historia más grande jamás contada”, es un exhaustivo análisis (con citas bíblicas y explicaciones astrológicas incluidas) que se encarga de mostrar a las religiones judeo-cristianas como síntesis de diversos mitos antiguos, sobre todo egipcios. El capítulo cierra con la sentencia de que “la cristiandad es un mito para manipular y controlar las sociedades, un fraude que apoya la ciega sumisión a la autoridad”.

El segundo, “El mundo entero es un escenario”, analiza, elemento por elemento, lo que se cree que pasó el 11 de septiembre y arroja datos sorprendentes que dan a entender que los atentados fueron provocados por el propio gobierno para justificar las invasiones a Irak y Afganistán y para manipular la opinión pública e imponerle un enemigo (y miedo) común: el terrorismo. Miedo que es funcional a los intereses del gobierno y su agenda.

La tercera y última parte, “No prestes atención a los hombres detrás de la cortina”, puede resultar un poco densa por el manejo de numerosos conceptos y procesos económicos. Se centra en el sistema de transacciones “esclavizante” del Banco Central y el increíble poder que mueve el sistema financiero, manejado por unos pocos banqueros internacionales. Aquí también se refiere a la crisis económica del ’29 (y a las anteriores) como un hecho planeado para beneficiar a este pequeño grupo. De la misma manera se muestran los ataques extranjeros que sirvieron como pretexto perfecto para que EEUU ingresara a la guerra de turno.

Hacia el final del documental, el sabor de nuestras bocas se vuelve más amargo al mirar hacia el futuro y pronosticar un panorama para nada esperanzador: un mundo subordinado por un gobierno global, en donde además cada habitante será controlado por un chip de identificación por radiofrecuencia implantado en el cuerpo. Esperemos que Zeitgeist se equivoque en ésta.



Zeitgeist, versión entera con subtítulos en español.


En la página oficial está disponible el trailer de Zeitgeist Addendum, la segunda parte que será lanzada en octubre .

sábado, 17 de mayo de 2008

Un lugarcito en el cable

I-Sat, sin ser un canal de música, entre sus programas emitía (y lo sigue haciendo) videoclips mucho más interesantes que toda la programación junta de Mtv, Much Music y hasta Rock&Pop TV, que había empezado bien pero después cayó en picada. Ahora, con el ciclo The Basement Sessions se confirma la sospecha de que hay que poner I-Sat para encontrar buena música.

La idea es tan simple como efectiva: sólo los músicos y sus instrumentos. Nada de público ni de anfitriones gritones a la Jools Holland. Tampoco hace falta un despliegue con luces estrambóticas, pantallas gigantes o humito en el aire (sí buena calidad de imagen y sonido, que la tiene). Toda esa parafernalia es innecesaria y desvía la atención a lo que realmente importa: la música. O mejor dicho, su ejecución. Porque la lupa está puesta ahí: en los músicos y sus instrumentos.

Así se pudo ver a Thom Yorke lamentarse solo frente a un piano y a PJ Harvey y Damien Rice acariciar sus guitarras en una cita íntima con ellas. En formato banda también pasaron Sonic Youth, Beck, White Stripes, Jarvis Cocker y los ascendentes Envelopes, The Shins y Architecture in Helsinki, entre otros.


PJ Harvey - The piano


Este proyecto, ideado por Nigel Godrich (productor de Radiohead y Paul Mc Cartney) y cuyo nombre original es From the Basement, se planeó solo para la web debutando a fines del año pasado pero rápidamente se mudó de formato gracias al amplio interés que demostraron canales de tv de todo el mundo. Entre tanto ranking y videos de promoción parece que todavía hay cabida para otro tipo de música en la caja boba (y sorda).



Thom Yorke tocando Down is the New Up del último disco de Radiohead, In Rainbows


Todos los sábados a las 23 por I-Sat.
Repite el domingo a las 13.


Página oficial: http://www.fromthebasement.tv/

viernes, 9 de mayo de 2008

Los Peyotes: barbarie de los sesenta


Luego de más de diez años de carrera, Los Peyotes finalmente están tomando vuelo: en el 2005 lograron editar con mucho esfuerzo su segundo disco, (¡Cavernícola!); a fines del año pasado, la Rolling Stone los señaló como nueva promesa musical mientras se iban de gira por Europa y, hace un mes, se dieron el lujo de telonear a los New York Dolls en su visita a la Argentina.

Al definir el sonido de la banda, Rolando Bruno (guitarra líder) dice: "Nosotros tocamos garage 60s, que es un estilo nacido a mediados de los sesenta en EEUU. Las bandas de este género componían de manera más simple y eran más toscos al tocar, conseguían grabaciones realmente salvajes. Es un poco el inicio del punk; esa es nuestra raíz".

Rolando, que en realidad se llama Javo, cuenta que al principio, allá por el 95, hacían un poco más de beat y rhythm and blues y que luego la banda "se fue salvajeando cada vez más y hasta el infinito". Aclara que escuchan otros estilos, siempre y cuando sean de los sesenta: "En ese sentido somos muy puristas. Además de los exponentes yanquis, estamos muy influenciados por grupos de garage peruanos (Los Saicos, Los Yorks), uruguayos (Los Mockers) y de acá (Los Gatos Salvajes, Los Beatniks). Nuestro estilo es una ensalada de todo eso, ¡y sale un combo bizarro bastante extremo!", cuenta entre risas.

Los Peyotes también impactan desde lo visual. Cada uno (la formación se completa con David Peyote en voz, guitarra rítmica y maracas, Oscar Hechomierda en bajo, Pablo Bam Bam en batería y Víctor La Pantera en teclados) solía aparecer en el escenario vestido con chaleco rojo y remera a rayas blancas y negras. Y ultimamente lucen con orgullo un chaleco de animal print más sofisticado. "Los integrantes uniformados es algo típico de las bandas de los sesenta", explica Rolando. “Siempre le dimos bola a lo estético en el grupo, es una de las cosas mas importantes, desde los instrumentos vintage hasta la ropa".

Presenciar un show de la banda es sin dudas una experiencia diferente. Cuentan con una base de seguidores incluso más desaforados que los músicos cuando tocan: cantan a los gritos las letras, inventan otras versiones de las mismas para hacer coritos, hacen un pogo que sería la envidia de cualquier banda punk y -si se puede- hasta suben al escenario para seguir agitando. “Una vez en el último tema hicimos subir a varios del público e hicimos trencito mientras tocábamos ¡hasta el final!", recuerda el guitarrista. "En los últimos shows está empezando un clásico: después de terminar todos desparramados por el piso luego del último tema, le pedimos al sonidista que ponga la canción de Showmatch de Tinelli ¡y nos levantamos a saludar como los gomas! Y es muy gracioso ver la cara de la gente; muchas risas, sorpresa, odio… un poco de todo".

Será nomás cuestión de ir a verlos...


Próxima fecha: viernes 16 de Mayo en el Salón Pueyrredón a las 21 hrs. Entrada $15.


http://www.fotolog.com/lospeyotes

http://www.myspace.com/peyotes