Ahora Ned ya está crecido, trabaja como pastelero y para ganarse unos pesos extras ayuda a un investigador a resolver crímenes simplemente despertando a las víctimas para preguntarles por su asesino para luego devolverlos a la muerte. Su peculiar cotidianeidad cambia -y ahí es cuando realmente comienza la trama- cuando una de las víctimas con las que se topa resulta ser Chuck, su primera noviecita. Sin querer queriendo, en una abrumadora ola de nostalgia y amor repentino, a Ned se le pasa el minuto y así la vida de Chuck es trocada por la del dueño de la funeraria. A partir de entonces comenzará una bizarra e incluso ridícula relación entre ellos, que se tienen muchas ganas pero no se pueden tocar.
Pushing Daisies tiene forma de fábula: rebosa magia y colores saturados para ocultar un trasfondo un poco más oscuro y está narrada de manera sencilla con la ayuda del recurso de la voz en off extradiegética, muy al estilo de los cuentos infantiles. Y todo esto al compás de una banda de sonido que parece de Danny Elfman. Por todos estos elementos recuerda al Tim Burton de El jóven manos de tijera pero sobre todo al de Charlie y la fábrica de chocolate, que justamente está basada en un cuento para chicos. También se la compara con la serie de HBO Six feet under, por compartir cierta temática y cierta estética, más que nada promocional, pero lo de la serie de Warner es mucho más ligero e ingenuo. Y en eso radica su encanto.
[Los episodios enteros están disponibles en la página oficial]
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