miércoles, 23 de abril de 2008

Me quiere, no me quiere...

Mucha fantasía y colores chillones, una sutil dosis de humor negro, una pizca de romanticismo y un narrador con esa voz típica de viejito querendón asoman por la pantalla de Warner Channel bajo el nombre de Pushing Daisies, todos los jueves a las 21.

Con apenas dos capítulos emitidos la nueva serie de Warner promete. En el primero, en un flashback uno se entera rápidamente de qué va la cosa: Ned, el protagonista, a los nueve años descubre por casualidad que tiene el extraño y problematico don de revivir cualquier clase de ser viviente que ha dejado de serlo (que ha dejado de vivir, para ser más precisos) con sólo tocarlo. La parte problemática viene cuando luego se entera de que al volver a tocar a un revivido éste muere para siempre y peor aún cuando descubre que si un resucitado vive más de un minuto algún ser que ande por ahí cerca muere en su lugar. Medio retorcido ¿no? ¿A quién se le ocurrió semejante delirio? Al guionista Bryan Fuller, conocido por ser el creador de series como Dead like me y Wonderfalls, ambas relacionadas también con lo fantástico.

Ahora Ned ya está crecido, trabaja como pastelero y para ganarse unos pesos extras ayuda a un investigador a resolver crímenes simplemente despertando a las víctimas para preguntarles por su asesino para luego devolverlos a la muerte. Su peculiar cotidianeidad cambia -y ahí es cuando realmente comienza la trama- cuando una de las víctimas con las que se topa resulta ser Chuck, su primera noviecita. Sin querer queriendo, en una abrumadora ola de nostalgia y amor repentino, a Ned se le pasa el minuto y así la vida de Chuck es trocada por la del dueño de la funeraria. A partir de entonces comenzará una bizarra e incluso ridícula relación entre ellos, que se tienen muchas ganas pero no se pueden tocar.

Pushing Daisies tiene forma de fábula: rebosa magia y colores saturados para ocultar un trasfondo un poco más oscuro y está narrada de manera sencilla con la ayuda del recurso de la voz en off extradiegética, muy al estilo de los cuentos infantiles. Y todo esto al compás de una banda de sonido que parece de Danny Elfman. Por todos estos elementos recuerda al Tim Burton de El jóven manos de tijera pero sobre todo al de Charlie y la fábrica de chocolate, que justamente está basada en un cuento para chicos. También se la compara con la serie de HBO Six feet under, por compartir cierta temática y cierta estética, más que nada promocional, pero lo de la serie de Warner es mucho más ligero e ingenuo. Y en eso radica su encanto.


[Los episodios enteros están disponibles en la página oficial]

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